En origen fue una herramienta de leñador que terminó empleándose para fines militares. Este arma de combate de gran alcance consiste en un borde convexo de hierro, con biseles de ancho, con dos lóbulos simétricos.
Las hachas danesas se caracterizaban por ser armas muy largas, de 120 cm a 180 cm de asta y cuya hoja, delgada y recia, y de más afilado filo, llegaba a ser tan ancha, que no gruesa, como un codo o codo y medio. Sin embargo, los ejemplares artísticos y la mayoría de los restos arqueológicos nos dicen que tenían cuchillas de unos 30 cm, no más.
Como se puede ver en descripciones y en arte antiguo, sobre todo en fuentes tan importantes como el Tapiz de Bayeux, las hachas largas "danesas", que fueron empleadas tanto por vikingos como por sajones y más pueblos, eran armas desarrolladas específicamente para la guerra, pues era más ligera en su "cabeza" (poll, en inglés antiguo), con un asta mucho más larga, y de mejores materiales que las herramientas típicas de talar.
La leyenda de esta hacha la iniciaron los huscarles (guerreros o guardias de élite de los reyes escandinavos) y las famosísimas y terroríficas incursiones (razias, o raids en inglés, que tienen mayor significado que en castellano), de los vikingos por toda la Europa medieval.
Este tipo de hachas se popularizó llegado el siglo XIII, pero pronto perdería su fama por el cambiante devenir de las armas defensivas y las tácticas y composición de los ejércitos medievales.