18 de juliol 2010

CETRERÍA Y CAZA MEDIEVAL

Cetrería : El arte de dar caza a animales silvestres mediante el uso de Aves de Presa entrenadas para ello”. En la península Ibérica, este noble arte fue introducido por los pueblos germánicos que llegaron del norte (los visigodos), que practicaban la caza o modalidad del bajo vuelo con Accipiteres (es decir, con Azores y Gavilanes) sin caperuza. De hecho el vocablo “cetrería” tiene que ver con el azor, ya que “azor” deriva del latín “astur” o asturias que significa tierra de azores (en referencia a los famosos azores asturianos) y la palabra “cetrería” de “acetrería” que no es otra cosa que el término medieval con el que se designaba al “acetrero” o “azorero” que practicaba el bajo vuelo.

Posteriormente con la invasión musulmana, llegaron los halcones y la introducción al uso de la caperuza, que es indispensable para el comienzo del adiestramiento de estos y que con su uso los árabes perfeccionaron, favoreciendo que los Halcones se utilizaran más que los Azores. Durante la edad media, la cetrería, que en un principio fue concebida como un medio de subsistencia, siendo empleada por las clases bajas para obtener alimento capturando animales mediante el uso de rapaces, fue pronto absorbida y quedó relegada al uso exclusivo de la nobleza y de las clases altas de la sociedad que vieron en las aves nobles una peculiar forma de destacar su rango social y de practicar una forma exclusiva de caza. Puede decirse que esta época fue la más importante, ya que durante la edad media resulta casi imposible marcar algún hecho histórico en el que no se mencione de algún otro modo a las aves de cetrería. Así, cabe resaltar el hecho de que el precio por la independencia de Castilla fue un Azor. También en el poema de Mio Cid se narra que, en el momento de partir para el destierro, el héroe castellano Rodrigo Díaz de Vivar ‘El Cid’ lloró ante la pérdida de sus preciadas aves soltadas antes de su destierro.

Las cruzadas fueron un evento importante para la cetrería al igual que otras batallas, ya que en éstas se desarrollaban treguas para que los nobles pudieran volar a sus halcones, inclusive si alguno de esos halcones era capturado o se posaba en territorio enemigo el rescate para ponerlo en libertad podía ser superior al precio de 500 prisioneros. Son muchos los monarcas aficionados a la cetrería ya que entonces era un deporte de la nobleza, algunos como los Reyes Católicos, y Alfonso X ‘El Sabio’ quien recomendó en sus famosas ‘Partidas’ la caza y la cetrería como actividad más adecuada para los reyes y nobles.

En aquellos días, el tipo de halcón, que portaba un hombre en su muñeca cuando iba de caza, denotaba su categoría o rango. De tal manera que un rey llevaba un halcón gerifalte; un conde, un halcón peregrino, un burgués hacendado, un azor y un sacerdote, un gavilán; los peones cazaban con aves de presa, para llevar alimento a sus casas, aunque
esto estaba prohibido por los reyes.

Hacia finales de la edad media, el arte de la cetrería empezó a declinar coincidiendo con la aparición de las armas de fuego, aunque no desaparecería hasta el siglo XIX, donde solamente sería practicado en grupos pequeños en Alemania, Portugal, el Reino Unido y Francia., desapareciendo por completo hasta el siglo XX en la mayoría de estos países, excepto en el Reino Unido.

El libro de la caza de las aves, de Pero López de Ayala; el Libro de cetrería de caza de azor, de Fadrique de Zúñiga; y el Libro de cetrería, de Luis Zapata, son algunas de las obras medievales sobre cetrería más importantes de la historia de este arte. En el siglo XIV el infante de Castilla Don Juan Manuel, señor de Peñafiel, escribió el libro de la caza, basado principalmente en la cetrería árabe.


Si la cetrería tuvo una época dorada, desde luego esa fue la Edad Media. A lo largo de los 1.000 años que abarca este período histórico, y en especial lo que se conoce como la baja edad media, más o menos desde el siglo X hasta el XV, la caza con halcones y azores disfrutó de su mayor auge y difusión.

No se sabe a ciencia cierta cuándo ni dónde se inició la cetrería en Europa. Lo que sí es cierto es que los pueblos germánicos la practicaban y le tenían un gran cariño y aprecio a sus aves de caza. En las Leyes Burgundias otorgadas bajo el reinado de Gundobad (500 – 505 d. C.) la pena por robar una ave de cetrería era que el ladrón debía de dar seis onzas de carne de su propio pecho para alimentar al ave, o en su defecto pagarle al dueño seis sueldos y pagar, además, una multa de otros dos. A decir verdad, las leyes medievales sobre las aves de cetrería eran terribles para los que las infringían.

En el Fuero viejo de Castilla se cuenta una fazaña en la que un hombre mató un azor que le robó una gallina, y le costó a él la vida: Esto es por fasannia de don Diago Lopes de Faro: andaua a caçar en Bilforado e vn astor en Varrio de Vinna tomo vna gallina. Et vino el gascon e mato el astor, e mandol’ don Diago prender et asparle en un madero; e
pusieron le al sol aspado e que souyesse y fasta que muriesse.

Pero en la EdadMedia todo no era tan cruel, como se nos hace creer, y la cetrería tenía su aspecto amable y cortés, pues la cetrería no era una actividad que practicara un cazador en solitario. Si creemos a don Juan Manuel, y no hay motivos de dudar desu veracidad, para hacer buena caza y cumplida eran necesarios dieciocho halcones (Libro de la caza, cap. XI, final), lo cual suponía un buen número de gentes además de los cazadores, halconeros, ojeadores y otras compañas, entre las que se encontraban las damas, pues éstas también gustaban de cazar.

Estas partidas de caza favorecía encuentros amorosos. O, como ocurre en la Celestina, la huída del halcón de Calisto, propicia que éste entre en la huerta de Melibea y la conozca y se enamore de ella. De esto más sabemos por la literatura que por la historia, como, por ejemplo, de cómo pasaba el día una dama francesa en el siglo XV, Jean de Bellengues, dama amiga de Pero Niño, de quien se nos cuenta en El Victorial que: Desde que se levantava de dormir, iva a cavalgar, e los donzeles tomavan los gentiles, ella tenían conçertadas las garzas. Poníase la dama en un lugar, y tomava un falcón gentil en la mano. levantava[n] los donzeles, e lançzva ella su falcón tan donosamente e tan bien que nonpodía mejor ser. Allí veríades fermosa caza y gran plazer; allí veríades nadar canes, e tañer atanbores, e rodear señuelos, e damiselas e gentiles-honbres por aquella ribera, aviendo tanto plazer que se non podría dezir.

La cetrería fue un deporte, por emplear un término actual, que era básico en la educación de todo caballero medieval. Todas las obras medievales que tratan de la educación de los caballeros, nobles y príncipes hablan del papel fundamental que juega la caza en su educación. Para el Príncipe don Juan Manuel, según nos cuenta en su Libro de los estados, era tan importante como las lecciones de gramática, por lo que el joven noble debía pasar la semana “eyendo salvo el día del domingo … [que] no se deve ni leer ni ir a caza. Esta educación se impartía a los nobles desde la más tierna infancia, y así Juan Manuel dice que si fuere de hedat que pueda andar a cavallo et sofrir la fortaleça del tiempo, non deve dexar, por fuerte tienpo que faga, de ir a caça en cavallo [...] et quando andudiere a caça, deve traer en la mano derecha lança o ascoña o otra vara; et en la isquierda deve traer un açor o un falcón. et esto deve fazer por acostumbrar los braços: el derecho, para saber ferir con él, et el isquierdo, para usar el escudo con que se defienda [...] et deve poner espuelas al cavallo, a vezes por lugares fuerte, et a vezes por llanos, por que pierda el miedo de los grandes saltos et de los lugares fuertes et sea mejor cavalgante.

Pero, como con todo lo humano, hubo abusos. No en vano, el rey Alfonso X en una de sus Cantigas de Santa María llegó a decir que la caza era uno de los mayores vicios. Hasta tal extremo se llegó que, a mediados del siglo XV español, un descnocido autor llamado Evangelista escribió una fortísima sátira sobre la cetrería, tanto de cazadores como de sus aves. A principios del siglo siguiente un escritor aragonés, Fernando Basurto, publicó un librito titulado Diálogo del cazador y del pescador (Zaragoza: George Coci, 1539) en el que recriminaba a un joven cazador de azor por su malhadada actividad, de la que no sacaría nada bueno. Además, que castellano no recuerda cómo obtuvo la independencia el conde Fernán González del rey de León, por el deseo de tener un azor y un caballo, Castilla obtuvo su independencia de León, tal y como lo narra el Poema de Fernán González.

CAZA MEDIEVAL

La caza fue una de las distracciones favoritas de los soberanos, de sus cortes y de la aristocracia. Era diversión y ejercicio principal.

Abundaba la caza mayor, que se realizaba a caballo, con lanza y con perros, criados y escuderos. Los jabalíes se cazaban con lanza desde el caballo. El origen de la caza mayor se remonta a los tiempos remotos, pero el de la cetrería sería medieval en lo que se refiere, al Mediterráneo y a las regiones de Europa.

La evolución natural de la caza sería: desde la montería o caza de fieras a la caza de aves o cetrería. Lo común era que se les preparase un andamiaje desde donde podían contemplar el desarrollo de la cacería.
Con el tiempo, la legislación ampliando los derechos señoriles les dio en exclusiva el derecho de cazar en los montes y de perseguir a las fieras

// -caza cortesana. -a caballo, con lanza y perros. -jabalíes, ciervos y osos. -cetrería con halcones, águilas..
// -zonas de caza exclusiva: -solo los nobles cazaban. -acompañados de monteros, ballesteros y halconeros.

Como la cetrería era muy minoritaria, debido al alto coste de mantenimiento de halcones peregrinos, alcotanes, esmerejones, azores y gavilanes, la montería con “grandes lebreles” sobre osos, jabalíes, venados y lobos alcanzó un puesto dominante durante el Medievo. Especial relevancia tenía la caza del oso en el reino de Asturias, pues éste se rastreaba con perros y ojeadores hasta que le acorralaban los lebreles y era abatido a ballestazos.

Respecto a las armas de caza, en el siglo IX a los naturales de la isla de Mallorca se les atribuye la invención de las ballestas.
En 1180 el Rey Sancho VI de Navarra mandó redactar el “Código de Monterías”.En el año 1255 el rey Alfonso X el Sabio, promulga “el fuero real” en cuyos apartados 16 y 17 se ordena “no se tomen los animales salvajes mientras el cazador vaya tras ellos”. Escribió una obra titulada “Código de las Siete Partidas” en la que cabe destacar “la caza es el arte o sabiduría de guerrear y de vencer”. Tanto en el Código como en el Fuero de Soria, la fauna de caza, en terrenos de propiedad privada, pertenecía al dueño de la finca.

TECNOLOGÍA DEL SIGLO V AL XV

Algunos inventos ordenados por siglos

Siglo V

Estribo: Los estribos son piezas, generalmente metálicas, de formas diversas que permiten que el jinete de un caballo introduzca los pies en ellas para afianzarse mientras cabalga. Fijados a la silla de montar, permiten una mayor comodidad, tanto para la cabalgadura como para el jinete.
Los primeros protoestribos, consistentes en una cuerda que unía la silla y el dedo gordo del pie del jinete, aparecieron en la India en el límite entre el siglo I y el II a. C. De allí pasaron a China en torno al año 300, donde, debido al clima más frío de la zona, empezaron a atarse alrededor del pie calzado, y no sólo sobre el dedo. Poco después, la cuerda original dio paso al hierro. Desde China el uso del estribo se extendió a los nómadas turco-mongoles de Asia Central, a Corea y a Japón. Los hunos los introdujeron en Persia en el siglo IV y en Europa hacia el siglo V, aunque no hay noticias de su adopción por la caballería imperial romana hasta aproximadamente un siglo más tarde (ya después de la caída de Occidente). A su vez, los árabes lo tomarían de los persas y los bizantinos. Por su parte, los invasores germanos del Imperio romano adoptaron rápidamente el uso de estribos. Ello mejoró la eficacia de sus tropas montadas hasta tal punto que facilitó la derrota en la batalla de Adrianópolis (año 378), del modelo clásico de la legión romana, lo que causó una crisis militar sin precedentes. El estribo, que permitía al jinete luchar con comodidad y maximizaba el impacto de la carga, prácticamente había jubilado al mejor ejército de la historia, y había iniciado una nueva era en Europa: la de la caballería pesada que dominaría los campos de batalla medievales durante más de mil años.
Astrolabio: permitía ubicarse a los navegantes, midiendo la distancia en relación a los astros.
Obtención del azúcar (450): a partir de la caña.
Serigrafía (500 d.C.): se usaba en China y Japón para reproducir textos. Mediante una pantalla de seda se copiaba con tinta una plantilla con el dibujo elegido.

Siglo VII

Ajedrez (600): juego de estrategia.
Pluma (635): las plumas de patos, cisnes, cuervos y pavos se usaban como instrumento para escribir.
Fuego para el ataque (673): un alquimista llamado Calínico inventó una mezcla basada en nafta, nitrato potásico y óxido de calcio, que ardía en el agua. Se la conoció como fuego griego. Este fue disparado por los bizantinos mediante tubos contra los barcos de madera de los árabes que estaban sitiando la ciudad.
Pelota de caucho (700): los mayas hicieron pelotas de caucho, rellenas con fibras vegetales.

Siglo VIII

Herradura (770 d.C.): permitió proteger de las piedras los cascos de las patas de los caballos.

Siglo IX

Destilación: esta técnica, desarrollada por los alquimistas, permitió obtener ácido acético a partir del vinagre. El alcohol se obtuvo en Europa hacia el 1.150, mediante la destilación del vino.
Notación musical: surgió a principios de siglo en Europa occidental.
Cámara oscura (China. 840): instrumento óptico que permite obtener una proyección plana de una imagen externa sobre la zona interior de su superficie. Constituyó uno de los dispositivos ancestrales que condujeron al desarrollo de la fotografía.
Porcelana (851 d.C.): el viajero árabe Soleimán describió vasijas chinas de porcelana.
Imprenta de libros (China. 868): método industrial de reproducción de textos e imágenes sobre papel o materiales similares, que consiste en aplicar una tinta, generalmente oleosa, sobre unas piezas metálicas, llamadas tipos, para transferirla al papel por presión. Aunque comenzó como un método artesanal, era un proceso muy veloz para sus tiempos.
Ya los romanos tuvieron sellos que imprimían inscripciones sobre objetos de arcilla. Entre 1041 y 1048, Bì Sheng inventó en China (donde ya existía un tipo de papel de arroz) el primer sistema de imprenta de tipos móviles, a base de complejas piezas de porcelana en las que se tallaban los caracteres chinos; esto constituía un complejo procedimiento por la inmensa cantidad de caracteres que hacían falta para la escritura china. Sin embargo, la imprenta moderna no se creó hasta el año 1440 aproximadamente de la mano de Johannes Gutenberg.

Siglo X-XI

Pólvora: los chinos la utilizaron para hacer fuegos artificiales y dispositivos de señalización con bajo contenido de nitrato (no explosiva). A Europa llegó a través de los árabes. Hacia el año 1290, Roger Bacon ya conocía sus efectos explosivos. Alrededor del 1320 ya se la utilizaba en cañones y armas de fuego.
Naipes (969): su más remota referencia fue en China.
Ballesta: aunque hay antecedentes de que ya existía en China alrededor del 200 a.C., en Europa apareció por primera vez en el siglo X. Consistía en un arco que se tensaba mediante una manivela con dos manecillas. Con el tiempo, este arco fue de acero y capaz de disparar un dardo corto a más de 320 metros de distancia, que podía penetrar las mallas metálicas usadas por los soldados medievales. Disparaba un dardo por minuto.
Brújula (China-Arabia. 1090): Hay quienes afirman que la brújula es de origen asiático y quienes dicen que es un invento europeo. Pese a lo incierto de su origen, se cree que quizá fue inventada por los chinos un milenio antes de Jesucristo. Su gran aporte fue que permitió la navegación de larga distancia: la brújula indica la orientación de la nave con respecto al norte magnético.
Fue primero una mera barrita de hierro tocada con la piedra imán e introducida en un soporte que flotaba en el agua de una vasija. Más tarde se convirtió en una aguja con el eje de giro, colocada en una caja provista de una rosa de los vientos. A partir del siglo XIV, dicha caja se mantenía en equilibrio mediante la suspensión que hoy llamamos de Cardano.

Siglo XII

Clavecín (1121): instrumento similar al piano, más conocido como clavicordio. Era de cuerda percutida (golpeada).
Timón (1190): esta pieza móvil permitió guiar a las embarcaciones.

Siglo XIII

Arco largo: inventado por los galeses, tenía más de 1,80 metros de longitud y disparaba flechas de 90 cm, las que podían cubrir una distancia de hasta 300 metros. Podía disparar hasta diez flechas por minuto. Fue adoptado solo por los ingleses, lo que les dio una superioridad bélica durante más de un siglo y medio.
Cuadrante (1220): instrumento que servía para la navegación.
Explosivos (1230 d.C.): los chinos utilizaron por primera vez la pólvora como explosivo en forma de bombas destinadas a derrumbar los muros y puertas de las ciudades enemigas. En Europa se usaron alrededor de un siglo después.
Hojalata (1250 d.C.): el hierro estañado se utilizó en Bohemia para la construcción de armaduras.
Lentes: las primeras proceden de Mesopotamia y Creta (3000 a.C.), pero su fin era encender fuego (como lupa) y no auxiliar la visión. En el siglo X, Al Razi escribió varias obras sobre oftalmología, mientras que el físico árabe Ibn Al-Haytam desarrolló en un tratado las propiedades ópticas. A fines del siglo XIII, aparecieron las primeras lentes convexas para ver de cerca, en algún monasterio en Venecia, Italia. En un comienzo fueron lupas que se colocaban sobre la lectura, permitiendo ver las letras más grandes. Después se les agregó un mango. Uniendo dos de estas lupas, se llegó a un lente manual que se denominó "Lentes de Remache", el que se extendió por todas partes. Un siglo después, aparecieron los lentes cóncavos para la miopía (solo se ve a corta distancia).
Cañón (1274 d.C.): los primeros cañones de hierro y bronce se hicieron en China. Su primer uso en Europa fue en el asedio a la ciudad francesa de Metz en 1324. Después se ocuparon en los grandes barcos. Los primeros cañones eran simples tubos provistos de un orificio situado en la culata, por el que se encendía la carga. Probablemente disparaba dardos de hierro, acompañados de un gran estruendo.
Billetes (1294): se imprimía papel moneda en Trabiz, Persia. Además de las primeras versiones del Corán, procedentes de Egipto.

Siglo XIV

Armas de fuego (1326 d.C.): la primera referencia de estas armas en Europa se encuentra en una orden del Ayuntamiento de Florencia, para fundir balas de hierro para armas cortas.
Chimeneas (1347 d.C.): una inscripción en Venecia, Italia, indica que un terremoto destruyó las chimeneas.

Siglo XV

Pinturas al óleo: esta técnica, basada en el uso del aceite como aglutinante, fue creada y difundida por una corriente de pintura medieval originaria de Flandes y conocida como flamenco. El óleo permitió un mayor colorido y minuciosidad que el temple (pigmentos mezclados con agua y huevo), utilizado hasta entonces. Los pintores flamencos más destacados fueron los hermanos Jan y Hubert van Eyck, Roger van der Weyden y Gerard David.
Tornillo (Alemania. 1405): Los primeros antecedentes de la utilización de roscas se remontan al tornillo de Arquímedes, desarrollado por el sabio griego alrededor del 300 a. C., empleándose ya en aquella época profusamente en el valle del Nilo para la elevación de agua.
Durante el Renacimiento las roscas comienzan a emplearse como elementos de fijación en relojes, máquinas de guerra y en otras construcciones mecánicas. Leonardo da Vinci desarrolla por entonces métodos para el tallado de roscas; sin embargo, éstas seguirán fabricándose a mano y sin ninguna clase de normalización hasta bien entrada la Revolución Industrial.

VESTIMENTA MEDIEVAL - LOS VASCOS

La historia sorprende ya a los vascos poseyendo pieles, telas o tejidos, cuerdas, cintas, vendas, hilos, redes, agujas, alfileres, brazaletes, hebillas, collares, correas y abarkas además del vestido. La palabra apaindu significaría ataviarse y quizá, también, calzarse.

De la época romana y cartaginesa se poseen pocas noticias. Parece ser que el vasco usaba calzón sesgado sujeto por medio de cintas a las rodillas, pequeño manto de lana negra sobre la espalda y calzado de piel de cabra. Su cabeza, siempre descubierta, y su cabello, largo, sujeto por una redecilla de hilo. Sus armas de combate eran la ezpata "espada", aizkora "hacha", gezia "flecha", el chuzo y la guadaña.

La ballesta se empieza a usar en el siglo X. (Labayru, Hist. de Bizcaya, I. p. 630). No se hubiera sabido nada sobre la vestimenta vasca en la alta edad media a no ser por un pasaje de Aimonio, consignado en el lib. 5, cap. 2. Se refiere la escena al año 785. Cuenta cómo el joven Ludovico se hallaba en la Aquitania y cómo el padre recelaba que pudiera aprender las costumbres de aquellas gentes. Para evitarle le llamó para que abandonara la Aquitania y fuera a hacerle compañía. Ludovico obedeció presentándose ante su padre Carlomagno vestido al uso de los vascones y acompañado de otros jóvenes de la misma edad vistiendo el mismo traje, que se componía de una túnica exterior redonda, camisa de mangas sueltas, calzones largos, calzas con espuelas y una lanza arrojadiza en la mano. El texto es éste: Cui filius Ludovicus, pro sapere et posee obedienter parens, occurrit ad patris proesentiam, habitu Vasconum cum cooevis sibi pueris indutus, amiculo scilicet rotundo, manicis manisioe diffusis, cruralibus distentis, calcaribus caligis insertis, missile manu ferens. Su hijo Ludovico, que le prestaba obediencia según su saber y poder, le sale al encuentro para presentarse a él, su padre, vestido a la usanza de los vascos como los niños coetáneos a él, es decir, con una túnica corta, ceñida y redonda en su remate inferior, con las mangas extendidas por las manos, con perneras [calzas] extendidas [largas], con botas rematadas con espuelas, llevando en la mano una lanza.

El peregrino Aymeric Picaud, del siglo XIII, nos dice que los vascos visten al uso de los escoceses... "de paños negros y cortos que bajan solamente hasta las rodillas y usan de un calzado que llaman lavarcas, hechas de cuero peludo, esto es, sin curtir, y las atan con correas alrededor del pie, cubriendo solamente las plantas y dejando desnudas las bases. Usan de unas capillas negras de lana, largas hasta los codos, en forma de aletas frangeantes, a las que llaman saias. A donde quiera que salga el navarro o vasco, pende del cuello un cuerno, a usanza de cazador, y suele llevar en la diestra dos o tres auconas" (flechas). En la Edad Media usaban una túnica exterior redonda, sujeta por un cinturón, camisa de larga manga y suelta,. de las llamadas perdidas, y calzón. Los infantes o peones montañeses vestían pieles de oso o de cabra en forma de saco sujeto con cinturón. Según Marineo Siculo, los vizcaínos, aunque pocos, usaban yelmo con penachos y cota, pero este abrigo y defensa parece privativo de los caballeros y jefes de mesnada. Esta armadura se habría generalizado y extendido a los peones a partir del siglo XIII, en el XIV.

EL VESTIDO. SIMBOLOGÍA. COLORES

Desde antaño, el vestido siempre ha cumplido con la función fundamental para la que fuè creado, de abrigo y protección del cuerpo incluso llegando a convertirse en un instrumento más de trabajo.

Pero tambien podemos ver en él un código social preestablecido que indica la pertenencia del individuo a una clase social, rango, oficio, situación económica, etc. Por lo tanto se puede considerar la vestimenta como un sistema de comunicación, un lenguaje de símbolos con un significado bien conocido por toda la sociedad de la época.

En el siglo XIII que nos ocupa los colores en el vestir clasificaban a las gentes. Además para la nobleza en cada color se daba un mensaje concreto.

Así por ejemplo y atendiendo a los colores en el vestir y su mensaje podemos ver:

- ROJO - El color rojo se reservaba para el noble, especialmente la alta nobleza. Los criados más próximos al rey o a un gran señor y los burgueses con una gran fortuna podían llevar también otra tonalidad de rojo, un rojo oscuro.
En las Cántigas también se observa que músicos y bufones tambien visten de rojo.
El rojo también es el color del matrimonio que se utilizaba en las bodas.
Su mensaje era poder y orgullo.

- AZUL - El azur (azul heráldico), el violeta y el azul claro son colores de noble y sus próximos mientras que el azul oscuro (que no sea el azur) es de gente común.
El mensaje que nos dan el azul y violeta es de fidelidad y lealtad.

- VERDE - Por lo que he visto, el verde también suele ser cosa de nobles. E incluso se podía admitir para clases más humildes si este era de un tono muy oscuro o marronuzco.
El verde transmitía la renovación, sobretodo en el sector de los jóvenes.

- BLANCO - El color blanco daba un mensaje de pureza y humildad.

- Los colores pardos (marrones, gris oscuro, rojo muy amarillento) son propios de la baja burguesía, el bajo clero, criados, campesinos y pobres.

- AMARILLO - NARANJA - Entre los siglos XII-XIV, el amarillo y el naranja son considerados colores negativos que se asocian con lo más bajo y arrastrado, son colores no sociales o de economías muy débiles.

- NEGRO - Es el color del luto por fallecimiento.

También advertir que, en general, la policromía (combinación de colores) es símbolo de inferioridad mientras que el vestir monócromo (un color) es para rangos altos; y que lo más aconsejable es tener vestidos lisos.

Así que considerando lo más apropiado en vestimenta, salvando los que proceden de la nobleza, los colores para el resto deberán de ser pardos, marronuzcos u oscuros, no negros.

La diferenciación social de los individuos podía manifestarse de dos maneras: bien por el tipo y la forma de los vestidos, bien por las telas, los colores y las guarniciones empleadas en ellos.

Y extraido del libro La España del siglo XIII, leida en imagenes encontramos:

El teñido de los paños era una industria de lujo y el empleo de trajes de vistosos colores uno de los principales modos de distinguirse. Las leyes suntuarias trataron, sin conseguirlo, de restringir el uso de colores. En 1228 y 1267 las vestiduras bermejas o verdes fueron prohibidas a los clérigos. En 1258, las Cortes de Valladolid acordaron que ningún escudero vistiese escarlata, ni verde, ni bruneta, ni pres, ni morete, ni naranja, ni rosado, ni sanguina, ni ningún paño tinto, y en 1338 las de Burgos prohibieron el paño tinto en saya, capa, redondel y pellote a los hombres de a pie. Por el contrario, los caballeros noveles debían vestir paños de colores señalados, bermejos, jaldes, verdes o cárdenos, para que "les dieran más alegría y fuesen más esforzados". De la distinción que suponían los vestidos de colores da también testimonio el poema de Alexandre:

E las yentes eran buenas e de precio maores
todas andan vestidas de paños de colores

El color más estimado, posiblemente por que fuera el tinte más díficil de lograr, era el color escarlata. En 1234 Jaime I de Aragón dispuso que ningún hijo de caballero, que no lo fuese, gastase calzas encarnadas, a menos que tuviera mando sobre alguna tropa. Las Cortes de Valladolid de 1258 prohibieron las calzas escarlatas a escribas, ballesteros, halconeros, porteros y escuderos, y establecieron que sólo el rey podía llevar capa aguadera de escarlata.

Una novedad en la moda europea del siglo XIII, de la que se encuentran antecedentes en miniaturas españolas del siglo X, fueron los trajes a dos colores, mitad y mitad. Los textos se refieren a ellos con los nombres de paños o vestiduras "a metad" o "ameatados". Alfonso X los autorizó en 1252, pero a los clérigos les fueron prohíbidos en 1228 y 1267.

LA FAMILIA EN LA EDAD MEDIA

La estructura familiar de la Alta Edad Media recuerda a la que se manifestaba tanto en la sociedad romana como germánica al estar integrada por el núcleo matrimonial -esposos e hijos- y un grupo de parientes lejanos, viudas, jóvenes huérfanos, sobrinos y esclavos.

Todos estos integrantes estaban bajo el dominio del varón -bien sea de forma natural o por la adopción-, quien descendía de una estirpe, siendo su principal obligación proteger a sus miembros. No en balde, la ley salia hace referencia a que el individuo no tiene derecho a protección si no forma parte de una familia. Como es de suponer, esta protección se paga con una estrecha dependencia.

Pero también se pueden enumerar una amplia serie de ventajas como la venganza familiar o el recurso a poder utilizar a la parentela para pagar una multa ya que la solidaridad económica es obligatoria. No obstante, si alguien desea romper con su parentela debe acudir a los tribunales donde realizará un rito y jurará su renuncia a la protección, sucesión y beneficio relacionados con su familia.

La familia vive bajo el mismo techo e incluso comparte la misma cama. Tíos, sobrinos, esclavos y sirvientes comparten la cama donde la lujuria puede encontrar a un amplio número de seguidores en aquellos cuerpos desnudos. Esta es la razón por la que la Iglesia insistirá en prohibir este tipo de situaciones y favorecer la emancipación de la familia conyugal donde sólo padres e hijos compartan casa y cama.

El padre es el guardián de la pureza de sus hijas como máximo protector de su descendencia. Las mujeres tiene capacidad sucesoria a excepción de la llamada tierra salia, los bienes raíces que pertenecen a la colectividad familiar. Al contraer matrimonio, la joven pasa a manos del marido, quien ahora debe ejercer el papel de protector. El enlace matrimonial se escenifica en la ceremonia de los esponsales, momento en el que los padres reciben una determinada suma como compra simbólica del poder paterno sobre la novia.

La ceremonia era pública y la donación se hacía obligatoria. Entre los francos alcanzaba la suma de un sueldo y un denario si se trataba de un primer matrimonio, aumentando hasta tres sueldos y un denario en caso de sucesivos enlaces. La ceremonia se completaba con la entrega de las arras por parte del novio a la novia, aunque el enlace pudiera llevarse a cabo incluso años después. Los matrimonios solían ser concertados, especialmente entre las familias importantes, por lo que si alguien se casaba con una mujer diferente a la prometida debía pagar una multa de 62 sueldos y medio.

La joven tenía que aceptar la decisión paterna aunque conocemos casos de muchachas que se han negado a admitir el compromiso como ocurrió a santa Genoveva o santa Maxellenda. Lo curioso del caso es que diversos concilios merovingios y el decreto de Clotario II (614) prohiben casar a las mujeres contra su voluntad. Esta libertad vigilada motivaría que algunas mujeres tomaran espontáneamente a un hombre, en secreto, o que se produjeran raptos de muchachas, secuestros que contaban con el beneplácito de la víctima que rompía así con la rígida disposición paterna.

Como es lógico pensar, todos los códigos consideran a estas mujeres adúlteras mientras que el hombre se verá en la obligación de pagar a los padres el doble de la donación estipulada. En caso de que no se pague, el castigo es la castración. Si un muchacho se casa con una joven sin el consiguiente mandato paterno, deberá pagar a su suegro el triple de la donación determinada. Si esto se produce, el matrimonio ya es irreversible por lo que debemos preguntarnos si el matrimonio no dejaba de ser un pequeño negocio para los progenitores.

Tras los esponsales se realiza un banquete donde la comida y la bebida corren sin reparo -siempre que la economía familiar lo permita-. El jolgorio se acompañaba de cantos y bailes de talante obsceno para provocar la fecundidad de la pareja. Durante el banquete la novia recibe regalos tales como joyas, animales de compañía, objetos del hogar, etc. El novio también le hace entrega de un par de pantuflas, como símbolo de paz doméstica, y un anillo de oro, símbolo de fidelidad de clara tradición romana. Los romanos llevaban el anillo en el dedo corazón de la mano derecha o en el anular de la izquierda -continuando la tradición egipcia según la cual desde esos lugares había un nervio que llevaba directamente al corazón-.

Las damas nobles también solían llevar un sello en el pulgar derecho, una muestra de la autoridad que poseía para administrar sus propios bienes. La ceremonia concluye con el beso de los novios en la boca, simbolizando así la unión de los cuerpos. Tras este rito, la pareja era acompañada a la casa y se quedaba en el lecho nupcial. El matrimonio debe consumarse para que alcance su legitimidad, consumación que se produce en la noche de bodas. Al mañana siguiente el esposo entrega a su mujer un obsequio llamado "morgengabe" para agradecer que fuera virgen al matrimonio, dando fe de la pureza de la joven desposada y asegurándose que la descendencia es suya. Esta donación post-consumación no se realiza en caso de segundas nupcias. De este "morgengabe" la viuda se queda con un tercio y el resto será entregado a la familia en caso de muerte del marido.

La edad de matrimonio debía de estar próxima a la mayoría de edad, es decir, los doce años, según nos cuenta Fortunato al hacer mención del matrimonio de la pequeña Vilitutha a la edad de trece años, quien falleció a consecuencia del parto poco después. Ya que la virginidad suponía el futuro de la parentela, se protege a la mujer de raptos o violaciones, al tiempo que se reprime la ruptura del matrimonio y se castiga contundentemente el adulterio y el incesto. Los galo-romanos castigan la violación de una mujer libre con la muerte del culpable mientras que si la violada era esclava, el violador debía pagar su valor. Los francos castigaban este delito con el pago de 200 sueldos en época de Carlomagno. Podemos considerar que se trataba de una mujer "corrompida" por lo que carecía de valor, incluso deben renunciar a la propiedad de sus bienes. La única salida a la violación era la prostitución.

El incesto estaba especialmente perseguido, a pesar de no tratarse de relaciones entre hermanos. Los matrimonios con parientes se consideran incestuosos, entendiendo por parentela "una pariente o la hermana de la propia esposa" o "la hija de una hermana o de un hermano, la mujer de un hermano o de un tío". Los incestuosos eran separados y quedaban al margen de la ley, a la vez que recibían la excomunión y su matrimonio era tachado de infamia.

El adulterio era considerado por los burgundios como "pestilente". La mujer adúltera era estrangulada y arrojada a la ciénaga inmediatamente mientras que los galo-romanos establecían que los adúlteros sorprendidos en flagrante delito serían muertos en el acto "de un solo golpe". Los francos consideraban el adulterio como una mancha para la familia por lo que la culpable debía ser castigada con la muerte.

También entendían que el hombre libre que se relacionaba con una esclava de otro era un adúltero por lo que perdía la libertad, lo que no sucedía en el caso de que fuera su esclava con quien se relacionara. Curiosamente los burgundios hacían extensión de la definición de adulterio a aquellas mujeres viudas o jóvenes solteras que se relacionaban con un hombre por propia voluntad. Si el violador o el raptor son duramente castigados, el adúltero apenas recibe castigo ya que los posibles hijos de esa relación son suyos. La mujer sí es culpable porque destruye su porvenir. Afortunadamente, la influencia del Cristianismo cambiará estos conceptos. En palabras de Michel Rouche "mientras que el paganismo acusa a la mujer de ser el único responsable del amor pasional, el Cristianismo lo atribuye indiferentemente al hombre y a la mujer (...)

Se abandona la idea pagana conforma a la cual el adulterio mancilla a la mujer y no al hombre". Cierta idea de igualdad de sexos empieza a despuntar en el Occidente europeo. Buena parte de la culpabilidad a la hora de no considerar al hombre adúltero debemos encontrarla en la práctica por parte de los germanos de la poligamia, mientras los galos-romanos mantenían el concubinato. Las relaciones con las esclavas parecen habituales tanto en un grupo como en el otro, naciendo abundantes descendientes de estos contactos.

Los hijos nacidos de esa relación eran esclavos, excepto si el padre decidía su liberación. Ya que las mujeres eran elegidas entre personas cercanas al linaje familiar, la costumbre germánica permitía al marido tener esposas de segunda categoría, siempre libres, añadiéndose las esclavas. La primera esposa era la poseedora de los derechos y sus hijos eran los receptores de la sucesión. Si la primera esposa era estéril, los hijos de las concubinas podían auparse al rango de heredero. Los enfrentamientos en los harenes nobiliarios y reales serán frecuentes. Chilperico llegó a estrangular a su esposa, Galeswintha, para poder dar a su esclava Fredegonda el puesto de favorita, lo que desencadenó la guerra civil entre los años 573 y 613.

El papel de la Iglesia respecto a la poligamia supondrá la más absoluta de las prohibiciones, apelando a la indisolubilidad matrimonial y a la monogamia, llegando a prohibir el matrimonio entre los primos hermanos. Será en el siglo X cuando los dictados eclesiásticos en defensa de la monogamia empiecen a surtir efecto. La ley burgundia y la ley romana autorizaban el divorcio, mientras que la Iglesia lo prohibía. Evidentemente existen condicionantes que lo permiten, siempre desfavorables con la mujer. El divorcio es automático si la mujer es acusada por su marido de adulterio, maleficio o violación de una tumba. El marido será repudiado en caso de violación de sepultura o asesinato.

El mutuo acuerdo sería la fórmula más acertada para el divorcio, siempre y cuando los cónyuges pertenecieran a la etnia galo-romana. Esta fórmula incluso será aceptada, a regañadientes, por la Iglesia, al menos hasta el siglo VIII. Siempre era más razonable que el llamado "divorcio a la carolingia", consistente en animar a la mujer a que de una vuelta por las cocinas y ordenar al esclavo matarife que la degollara. Tras pagar la correspondiente multa a la familia, el noble podía volver a casarse porque quedaba viudo. No tenían igual suerte las viudas ya que las leyes germánicas intentarán poner todo tipo de impedimentos a un segunda matrimonio de una mujer viuda.

Conserva su dote y el "morgengabe", por lo que mantiene independencia económica. Pero si vuelve a contraer matrimonio, perderá esta independencia al caer en el ámbito familiar del nuevo marido y revertir el patrimonio en su propia parentela. Los hijos eran especialmente protegidos en la época altomedieval. En numerosos casos se intenta atraer hacia el niño las cualidades de aquel animal querido y envidiado, por lo que se impondrán nombres relacionados con la naturaleza: Bert-chramm, brillante cuervo, que hoy se ha convertido en Bertrand; Wolf-gang, camina a paso de lobo; o Bern-hard, oso fuerte, del que ha surgido Bernardo. De todas maneras se siguen produciendo casos de exposición de hijos, ahora a las puertas de la iglesia. Afortunadamente para el neonato, el sacerdote anunciaba su descubrimiento de manera pública y si nadie reclamaba al pequeño pasaría a ser esclavo de quien lo había encontrado.

El niño sería confiado a alguna nodriza, siendo amamantado hasta los tres años entre el pueblo. En caso de guerra los niños se convertían en un preciado botín. Si una ciudad era conquistada, los conquistadores asesinaban a "cuantos podían orinar contra la muralla" y se llevaban a las mujeres y los niños menores de tres años. A pesar de la enorme natalidad, la mortalidad infantil también era elevada por lo que el núcleo familiar no debía de contar con numerosos niños. Alguno solía ser entregado a un monasterio para su educación, lo que equivalía entregar a Dios aquello que más se ama.

La educación estaba vinculada al mundo violento que caracteriza la Alta Edad Media. El deporte y la caza serán los ejes educativos que se inician tras la "barbatoria", el primer corte de la barba del joven. La natación, la carrera o la equitación formaban parte de las enseñanzas fundamentales del joven germano que tiene en el animal y en las armas a sus estrechos colaboradores. Subir al caballo era todo un ejercicio gimnástico al carecer de estribo hasta el siglo IX, siendo el animal uno de los bienes más preciados, tal y como podemos comprobar en el caso de un joven llamado Datus, quien conservó su caballo y dejó a su madre prisionera de los musulmanes durante un ataque de éstos a Conques en el año 793.

El joven no entregó su caballo a pesar de que los islámicos arrancaron los senos de la madre y luego le cortaron la cabeza ante sus propios ojos. En un mundo tan marcado por la violencia parece cargado de lógica que la preparación militar sea la elegida para los jóvenes nobles, si bien en las escuelas monásticas podían aprender los rudimentos de la lectura y la escritura.

Los ancianos ocupan un curioso papel en el entorno familiar altomedieval. Ya que la media de vida alcanzaba los 30 años, no debía ser muy común ver a ancianos en la sociedad. Su escaso número es proporcional a su utilidad, excepción hecha de los jefes de clanes o tribus, los llamados "seniores". Si el anciano mantiene sus fuerzas será aceptado por la sociedad. Si esto no es así, su futuro sólo le depara donar sus bienes a una abadía donde se retirará. En la abadía recibirá comida, bebida y alojamiento.

DEMOGRAFÍA EN LA EDAD MEDIA

Hace mil años, la población mundial era mucho más reducida que en la actualidad. Probablemente, toda Inglaterra tenía menos habitantes entonces que Manchester hoy en día, y muchos menos que el Londres contemporáneo. China debía contar con una décima parte de su población actual.

La población creció ininterrumpidamente entre los años 500 y 1900, de 200 millones a poco mas de 1600 millones en 1900. Se ve una tendencia que se remonta a la aparición de la agricultura. Hubo de transcurrir mucho tiempo para que la población empezara a aumentar rápidamente, y aunque el proceso se aceleró en el transcurso de los siglos, el crecimiento fue bastante lento en casi todos los puntos del globo hasta 1700. La razón estriba en que para que hubiera más población tenía que haber más alimentos y durante muchos siglos la única manera de obtenerlos consistió en talar bosques y cortar maleza para procurarse tierras de cultivo, tarea que también resultaba muy lenta.

A veces se malograban las cosechas o sobrevenía una epidemia de peste u otra enfermedad que diezmaba a los campesinos y no quedaba nadie para trabajar la tierra. Por eso la gente también moría de hambre, en ocasiones a millares. Entre 4350 y 1400 perecieron millones de europeos, como ocurrió en la China y la India hace apenas un siglo (o en estos mismos países y Rusia en fechas aún más recientes). Cuando se producía una catástrofe de esta naturaleza la población tardaba mucho tiempo en recuperar el nivel anterior.

Otro de los motivos por los que el crecimiento de la humanidad fue muy lento radica en el bajo índice de la esperanza de vida; incluso hace pocos siglos los europeos no llegaban a los cuarenta años, debido en parte a una alimentación peor que la actual. La mayoría de las personas crecía con un cuerpo desmedrado, huesos débiles y menores probabilidades de superar las enfermedades que los habitantes del mundo de hoy en día.

Los estudios antropológicos en los cementerios han permitido un mayor acercamiento a la demografía de la época. Podemos afirmar que la mortalidad infantil era muy elevada, estableciéndose la tasa en 45 por mil.

La esperanza de vida rondaría los 30 años, situándose la longevidad media entre 30 y 40 años para las mujeres y 45 años para los hombres.

La mayoría de los fallecimientos femeninos se producen entre los 18 y 29 años debido a fiebres puerperales o a partos difíciles.

La natalidad también era muy alta, estimándose en un 50 por mil pero las familias sólo tenían -por término medio- un par de hijos que alcanzaran el matrimonio.

La estatura media se acercaría a 1,67 metros para los hombres y 1,55 para las mujeres, estaturas bajas posiblemente debido a la malnutrición.

Entre las enfermedades mentales encontramos numerosas depresiones, neurosis que explicarían parálisis o fenómenos como las manos engarfiadas provocando que las uñas atravesaran las palmas, manías agudas acompañadas de epilepsias o estados maniacos asociados o provocados por el alcoholismo.

La poliomielitis estaría también a la orden del día debido a la desastrosa situación de los acueductos y la necesidad de consumir agua estancada.

(Estos datos han podido ser constatados gracias a los registros de los lugares de peregrinación ya que los monjes registraban los casos médicos que llegaban para intentar establecer diagnósticos siguiendo las enseñanzas de Hipócrates.)

En consecuencia, y hasta época muy reciente, se producían descensos bruscos de población a causa de la escasez y las enfermedades, a pesar de lo cual podemos decir que el número de seres humanos siguió aumentando. Después se
disparó repentinamente, gracias a una mayor producción de alimentos y a que los médicos descubrieron métodos para combatir las enfermedades, circunstancia que, en gran medida, desembocó en la invención de la «demografía» —el estudio de la población— en los dos últimos siglos. Pero de momento dejaremos a un lado este repentino incremento, pues sólo vamos a ocuparnos del crecimiento lento que se produjo entre los años 500 y 1500.

En la mayoría de los países había muchas más ciudades en 1500 que en el 500. Algunas eran muy grandes, pero por lo general no podemos decir lo mismo en el caso de Europa, si bien París, Milán, Florencia, Venecia y Génova se aproximaban a los 100.000 habitantes poco después de 1 300. Mucho antes de esta fecha, Constantinopla ocupaba más de 1.500 hectáreas cuando París apenas tenía 10. Pekín contaba con 1.000.000 de habitantes, aproximadamente, hacia el 1200 d.C., Roma con unos 20.000 (la población se había reducido con respecto a la de la época del imperio romano, que se elevaba a 1.000.000). Durante más de un milenio, la mayoría de los europeos vivió en ciudades de menos de 10.000 almas; el cambio más destacable entre el 500 y el 1500 consistió en que aumentó el numero de ciudades de ese tamaño. Además, la suerte de las grandes ciudades estaba sometida a frecuentes altibajos. Pongamos como ejemplo una vez más á Constantinopla: podía tener 300.000 habitantes en el siglo VI, pero en el XV este número se redujo a una octava parte.

En la Europa del 500 había pocos intercambios comerciales entre países e incluso entre ciudades. Un siglo más tarde se convertiría en el centro comercial más importante del mundo. Por entonces sus comerciantes llevaban ya mucho tiempo realizando transacciones con China y trayendo productos del Lejano Oriente en caravanas que recorrían la denominada «ruta de la seda» (porque por este camino se transportaba la seda china), que atravesaba el Asia Central.

En el siglo XIV establecieron centros comerciales en las costas africanas, de los que procedían los esclavos que llegaban a Europa. Sin embargo, mucho antes de esta época ya había otros pueblos que realizaban importantes actividades comerciales.

Poco a poco, los barcos pasaron a ser el vehículo más común para el transporte de mercancías a grandes distancias, sobre todo a partir del 1500. En el interior del continente europeo resultaba más fácil llevar los productos por vía fluvial que por las carreteras, que eran mucho peores que en época romana. Aparecieron las ferias, y varias ciudades se especializaron en el comercio con lugares lejanos. Durante mucho tiempo la más destacada fue Venecia, que dominaba la mayor parte del tráfico comercial marítimo con el Mediterráneo oriental y el Asia Menor.

Al igual que la población, el comercio creció muy lentamente durante mucho tiempo. El cargamento de todos los barcos que atracaban en la Venecia medieval en el transcurso de un año— podía tener cabida en un carguero actual, y aún sobraría espacio. Pero con las caravanas y los barcos llegaban otros elementos menos apreciados: por ejemplo, las ratas, portadoras de las pulgas que propagaban gérmenes desde Asia hasta Europa.

LEYES Y CASTIGOS EN LA EDAD MEDIA


Tomando como precedente el Derecho romano, la mayoría de los pueblos bárbaros que atacaron el Imperio Romano de Occidente y se asentaron en sus territorios desarrollaron una importante labor legislativa que conocemos gracias a las numerosas recopilaciones efectuadas por diversos reyes. En ellas se recogen normas tanto de origen latino como germánico, estableciendo una jurisprudencia con la que se regula la vida cotidiana.

Al estar desprovistos de escritura durante un tiempo, algunos pueblos bárbaros , como merovingios, burgundios o francos, utilizaron a especialistas que se aprendían los códigos de memoria. Estos hombres eran los portadores de la ley al memorizar los artículos para dictar las sentencias a los jueces. Nadie más conocía las leyes hasta que no pudieron ser recogidas por escrito en los diferentes códigos como el de Eurico o el Breviario de Alarico.
Alarico II encargó a una comisión de juristas prudentes (nobles y obispos) que redactaran el Código, que posteriormente sería aprobada en una Asamblea de provinciales y de obispos. El conde Aniano fue el encargado regio de extender y autorizar las copias auténticas del Código. Esta circunstancia dio pie para que a partir del siglo XVI se utilizase la expresión 'Breviarium Anianum' como sinónimo de este Código. Se trata de una ley muy importante para su tiempo, transcendiendo las fronteras del reino visigodo.
El Código se limita a recoger y estructurar las fuentes tradicionales del Derecho romano, en algunas ocasiones, la trascripción de no fue literal y se buscó una adaptación a las necesidades de la época.
El Código de Alarico II, o Breviario de Alarico, responde a la necesidad que tiene el pueblo hispanorromano de disponer de un cuerpo de leyes claro y actual por el que se habría de regir el pueblo vencido frente a los visigodos, que ya disponían del Código de Eurico.
Se conserva un buen número de ejemplos (germánicos) de castigos y multas ante determinados delitos, pudiéndose apreciar que el robo era uno de los más duramente castigados. Robar un tarro de miel por parte de un esclavo podía costarle la horca mientras que la muerte era castigada en numerosas ocasiones con el pago de una suma de dinero. Matar a uno de los miembros de la guardia del rey costaba 600 monedas de oro, la multa más alta en cuestiones de asesinato.
La ley salia castigaba con 300 sueldos a quien asesinara al comensal del rey. Cualquier animal doméstico que aplaste o devore pámpanos o racimos de los huertos privados será castigado con la muerte.
La Ley Sálica o Salia o más exactamente, las leyes sálicas, fueron un cuerpo de leyes promulgadas a principios del Siglo V por el rey Clodoveo I de los francos. Debe su nombre a la tribu de los Francos Salios. Fue la base de la legislación de los reyes francos hasta que en el Siglo XII el reino de los francos desapareció, y con él sus leyes.
Este código regía las cuestiones de herencia, crímenes, lesiones, robo, etc. y fue un importante elemento aglutinador en un reino como el franco, compuesto por varios grupos y etnias. Una parte muy concreta de este código que sobrevivió a los reyes francos y pervivió en la historia europea durante varios siglos: establecía la prohibición de que una mujer heredara el trono de Francia, y fue aprobada en 1317.
El asesinato de una mujer joven en edad de procrear era castigado con 600 sueldos mientras que si la mujer moría tras sufrir la menopausia, su asesino sólo era castigado a 200 sueldos. Esto demuestra como la sociedad germánica defendía la natalidad. Una embarazada asesinada tenía un castigo de 700 sueldos -más 600 sueldos si el feto era varón- pero si era el niño el muerto tras el consiguiente aborto, el asesino debía pagar 100 sueldos de multa. La muerte de un joven varón de menos de 12 años se castigaba con 600 sueldos mientras que una niña de esa edad sólo "valía" 200 sueldos.
Para fomentar la natalidad, el rey Gontran estableció que aquella mujer que proporcionara hierbas o plantas abortivas a otra debía de pagar 62 sueldos y medio. Si era un cuadrúpedo doméstico quien mataba a un hombre, su propietario debía de pagar la mitad de la multa por homicidio, recibiendo la familia del finado el animal como "compensación". Quien desvalije una despensa deberá pagar 15 sueldos si la despensa no tiene llave y 45 si la tiene.
El que robaba un perro debía de abrazar el trasero del animal en público. Si se negaba a ese deshonor pagaba 5 sueldos al dueño y dos de multa. El robo de un ciervo doméstico se castigaba con 45 sueldos. El robo del halcón sobre su percha tenía una multa de 15 sueldos y de 45 si el animal estaba encerrado con llave.
Un vaso de miel robado tiene una multa de 45 sueldos; si lo robado es un esclavo o un jumento, la multa desciende a 35 sueldos -por lo que se deduce que la miel era casi un objeto de lujo al ser las abejas las únicas proveedoras de azúcar en aquella época-. El hurto de un esclavo cualificado tiene una pena mayor: 62 sueldos y medio, mientras que el robo del caballo de tiro esta penado con 45 sueldos.

Para regular todos los robos que se producían, la ley salia cuenta con 22 títulos que afectan a estos delitos, de un total de 70 títulos, lo que supone casi una tercera parte. De esta manera podemos afirmar que el robo estaba a la orden del día en la sociedad altomedieval.
Sin embargo, los francos castigan todos los robos mencionados anteriormente con una multa de tres sueldos, a excepción del hurto de la reja del arado o de la pareja de bueyes, castigándose al culpable con la esclavitud. La violación y la castración son delitos castigados rigurosamente por la ley salia mientras que la lex romana no legislaba al respecto.
La castración estaba penada con una multa de 100 a 200 sueldos que podían subir a 600 si el castrado era miembro de la guardia personal del monarca. El médico que curara la víctima recibiría 9 sueldos en agradecimiento a su trabajo. Sin embargo, la castración era un castigo habitual para los esclavos que robaban, recibiendo también cuantiosos latigazos y las correspondientes torturas. En esto no difería mucho de las leyes romanas ya que consideraban que todos los criminales condenados debían ser torturados. La tortura era considerada como un sádico espectáculo para el pueblo quien acudía en masa a contemplar el tormento público.
Oficialmente estas torturas se hacían públicas para dar ejemplo del castigo aplicado a los delincuentes pero en definitiva se convirtió en una nueva fórmula de diversión. Incluso muchos de los torturados eran curados in situ para volver a recibir nuevos tormentos como nos cuenta Gregorio de Tours: "(...) estuvo colgado de un árbol con las manos atadas a la espalda, y hasta la hora novena, en que se le dejó tendido sobre un caballete, se le molió a palos, a vergazos y a correazos, y no sólo por una o dos personas, sino por todos cuantos se pudieron acercar a aquellos miserables miembros".
La violación de una mujer libre era castigada con la muerte entre los galo-romanos mientras que la de una esclava se imponía una multa por su valor. Entre los francos, esa misma violación tenía como castigo la imposición de una multa de 62 sueldos y medio, aumentada por Carlomagno hasta 200 sueldos.
La ley del emperador Mayoriano permitía al marido de la adúltera matar de un solo golpe a los amantes sorprendidos in-fraganti. Esta práctica continuó entre los francos mientras que los burgundios permitían el estrangular a la mujer y arrojarla a una ciénaga. Las legislaciones germánicas también regulaban la multa para aquel hombre que se casara con una mujer diferente a la prometida: 62 sueldos y medio. 

La ley salia preveía que el responsable de un incendio debería pagar diferentes indemnizaciones a los familiares de los muertos que se provocaron o a los implicados que habían sobrevivido. Sin embargo, los romanos castigaban a estos pirómanos con el destierro -si era noble el culpable- o a trabajos forzados en las minas si se trataba de un hombre libre.

En caso de graves daños, la muerte era el castigo que le esperaba. Para evitar una pena de muerte o un castigo en la época medieval eran frecuentes las ordalías o juicios de Dios. La más conocida era hacer caminar al acusado sobre nueve rejas de arado puestas al rojo vivo, por supuesto con los pies desnudos. Si días después las plantas de sus pies estaban sanas sería absuelto. Otra ordalía habitual era arrojar al presunto culpable a un río con una piedra de grandes dimensiones atada al cuello. Si conseguía salir del agua recibía la absolución al haber manifestado Dios su inocencia.
La ordalía o Juicio de Dios era una institución jurídica que se practicó hasta finales de la Edad Media en Europa. Su origen se remonta a costumbres paganas comunes entre los bárbaros y mediante ella se dictaminaba, atendiendo a supuestos mandatos divinos, la inocencia o culpabilidad de una persona o cosa (libros, obras de arte, etc.) acusada de pecar o de quebrantar las normas.
Consistía en pruebas que mayoritariamente estaban relacionadas con el fuego tales como sujetar hierros candentes o introducir las manos en una hoguera. En ocasiones también se obligaba a los acusados a permanecer largo tiempo bajo el agua. Si alguien sobrevivía o no resultaba demasiado dañado, se entendía que Dios lo consideraba inocente y no debía recibir castigo alguno. De estos juicios se deriva la expresión poner la mano en el fuego para manifestar el respaldo incondicional a algo o a alguien.
Otra manera de escapar de la acusación era hacer uso del derecho de asilo por el cual aquel que entrase en lugar sagrado -iglesia, catedral o templo rural- era acogido por el santo patrón y recibía su protección. El refugio se acomodaba en los atrios de los templos gracias a una triple galería de columnas adosada a la fachada occidental. Allí podían acogerse hasta doce fugitivos recibiendo techo y comida, siendo frecuentes entre ellos el adulterio y la embriaguez.
Era frecuente que los enemigos, para vengar sus afrentas, esperasen a que el acusado saliese de lugar sagrado para acabar con su vida. El papel protector de la Iglesia se afianzó gracias al privilegio de inmunidad por el cual el rey ofrecía a las tierras eclesiásticas -previa petición de un obispo o abad- la posibilidad de librarse de visitas, inspecciones o imposiciones de los funcionarios locales o de los señores que en zona inmune no podían llevar espada.

PRÁCTICAS MÉDICAS EN LA BAJA EDAD MEDIA

Varios manuscritos médicos de la Inglaterra anglosajona, escritos en inglés antiguo, han logrado sobrevivir. Aunque la mayor parte de los textos médicos datan de los siglos X al siglo XII, los académicos piensan que incluyen copias de trabajos anteriores, así como influencias más antiguas. Como lo ilustran las siguientes selecciones, tomadas de tres de estos tratados, las hierbas constituían los materiales básicos de los médicos anglosajones (o curanderos, como aquí los nombran) y, en consecuencia, sus tratamientos se reducían casi por completo a remedios botánicos.

El herbario anglosajón:
Berro (Nasturtíum)

1. En caso de que se le caiga el cabello a un hombre, exprime el jugo de la hierba llamada nasturtium, conocida como berro, colócalo en la nariz y el cabello crecerá.

2. Este berro no se cultiva, sino que crece espontáneamente en los manantiales y en los arroyuelos; también se ha constatado que en algunos lugares brota en las paredes.

3. Para una cabeza ulcerada, debido a la caspa o a la comezón, toma las semillas de esta misma planta, junto con grasa de ganso, tritúralas juntas y quitarás lo blanquecino de la caspa.

Para el dolor de cuerpo [la indigestión], toma esta misma planta, junto con la menta de campo, disuélvelas en agua y bebe la poción; el dolor de cuerpo y el mal se irán.

El curandero de Bald:

He aquí bálsamos para todas las heridas, y brebajes y purgas de todo tipo, externas o internas. Muele y mezcla llantén con manteca rancia, la fresca no sirve. Otro remedio para heridas: toma una semilla de llantén, aplástala, úntala en la herida y pronto estará mejor.

Para quemaduras, si un hombre se quemó sólo con fuego, toma azucena, flor de lis y tilo de arroyuelo; fríelos en mantequilla y úntalos de inmediato. Si se quemó con un líquido, toma la corteza del olmo y raíces de azucena, hiérbelas en leche, úntasela rápidamente tres veces al día. Para las quemaduras de sol, fríe en mantequilla varitas tiernas de hiedra y úntasela de inmediato.

El peri-didaxeon:

• Para una fractura de cabeza
Para una fractura o herida en la cabeza provocada por los humores de la cabeza, consigue betónica, tritúrala y ponla en la herida, con eso se aliviarán todos los dolores.

• Para dormir
Esto se debe hacer para el hombre que no pueda dormir; consigue ajenjo y disuélvelo con vino o agua tibia, deja que el hombre lo beba y pronto se sentirá mejor consigo mismo.

• Para manos ásperas
Esta artimaña de hechicero es buena para las manos ásperas y los dedos ásperos, conocidos como callos de niños. Toma olíbano blanco y pavesas de plata y mézclalos, luego agrégale aceite a esta mezcla, después calienta sus manos y úntalas con la mezcla que se ha hecho. Envuélvele las manos con una pieza de lino.


LA SALUD:
La práctica médica en la época carolingia hacía hincapié en la utilización de medicina herbolaria (véase el recuadro anterior) y la sangría. Aunque esta última práctica se hacía con regularidad, se recomendaba con frecuencia la moderación. Otros aconsejaban también la cautela: “Quienes se atrevan a llevar a cabo una sangría deberán asegurarse de que su mano no tiemble".

También se disponía de médicos cuando las personas padecían graves enfermedades. Muchos eran clérigos, y los monasterios instruían a los suyos propios. Las bibliotecas monásticas conservaban manuscritos médicos, copias de obras antiguas; asimismo, cultivaban hierbas para disponer de una reserva de plantas medicinales.

Los manuscritos médicos carolingios sí contenían descripciones científicas de enfermedades, recetas para pociones médicas e, incluso, consejos ginecológicos, a pesar de que los monjes no hacían grandes esfuerzos para satisfacer las necesidades médicas de las mujeres. Además, algunos manuales incluían instrucciones para realizar operaciones, sobre todo a los soldados heridos en batalla. Algunas fuentes demostraban con claridad que había técnicas precisas para amputar miembros gangrenosos:

Si debes amputar un miembro enfermo de un cuerpo sano, entonces no cortes en el limite de la carne sana, sino más allá, donde esté fresca toda la carne, de modo que se pueda hacer una mejor y más rápida curación. Cuando le apliques fuego al hombre [es decir, cauterices] toma hojas de puerro tierno y sal cernida, y cubre los lugares de manera que el calor del fuego se quite rápidamente.

Aunque los académicos no están seguros de la clase de anestesia que se usaba en tales operaciones, los manuales medievales recomendaban amapola, mandrágora y beleño, dadas sus propiedades narcóticas.

Los médicos de la Edad Media complementaban estas medicinas y las prácticas naturales con invocaciones de ayuda del otro mundo. Las influencias y los ritos mágicos se heredaron de los tiempos paganos; las tribus germánicas habían usado la medicina mágica por siglos. Los médicos recomendaban a sus pacientes que se pusieran amuletos y dijes en el cuerpo, con el fin de ahuyentar las enfermedades:

Busca un poco de excremento de lobo, preferiblemente del que contenga pequeñas astillas de huesos, e introdúcelo en un tubo para que el paciente pueda usarlo con facilidad como amuleto.

Para la epilepsia, toma un clavo de una nave náufraga, haz con él un brazalete e incrústale un trozo del corazón de un venado, extraído de su cuerpo cuando el animal estaba todavía vivo; póntelo en el brazo izquierdo; te asombrarás del resultado.

Pero, conforme los paganos se convertían al cristianismo, pronto las curaciones milagrosas mediante la intervención de Dios, Cristo o los santos reemplazaron las prácticas paganas. Las crónicas medievales son abundantes en narraciones de gente que se sanó al tocar el cuerpo de un santo. Sin embargo, el recurso a plegarias cristianas escritas y utilizadas como amuletos, nos recuerda que ambas prácticas médicas, paganas y cristianas, sobrevivieron por siglos una al lado de la otra.

La Medicina:

El diagnóstico se basaba sobre todo en la inspección de la orina, que según con los numerosos tratados y sistemas de uroscopia en existencia se interpretaba según las capas de sedimento que se distinguían en el recipiente, ya que cada una correspondía a una zona específica del cuerpo; también la inspección de la sangre y la del esputo eran importantes para reconocer la enfermedad. La toma del pulso había caído en desuso, o por lo menos ya no se practicaba con la acuciosidad con que lo recomendaba Galeno. El tratamiento se basaba en el principio de contraria contrariis y se reducía a cuatro medidas generales:

1) Sangría, realizada con la idea de eliminar el humor excesivo responsable de la discrasia o desequilibrio (plétora) o bien para derivarlo de un órgano a otro, según se practicara del mismo lado anatómico donde se localizaba la enfermedad o del lado opuesto, respectivamente.

2) Dieta, para evitar que a partir de los alimentos se siguiera produciendo el humor responsable de la discrasia. Desde los tiempos hipocráticos la dieta era uno de los medios terapéuticos principales, basada en dos principios: restricción alimentaria, frecuentemente absoluta, aun en casos en los que conducía rápidamente a desnutrición y a caquexia, y direcciones precisas y voluminosas para la preparación de los alimentos y bebidas permitidos, que al final eran tisanas, caldos, huevos y leche.

3) Purga, para facilitar la eliminación del exceso del humor causante de la enfermedad. Quizá ésta sea la medida terapéutica médica y popular más antigua de todas: identificada como eficiente desde el siglo XI a.C. en Egipto, todavía tenía vigencia a mediados del siglo XX. A veces los purgantes eran sustituidos por enemas.

4) Drogas de muy distintos tipos, obtenidas la mayoría de las diversas plantas, a las que se les atribuían distintas propiedades, muchas veces en forma correcta: digestivas, laxantes, diuréticas, diaforéticas, analgésicas, etc.

Al mismo tiempo que estas medidas terapéuticas también se usaban otras basadas en poderes sobrenaturales. Los exorcismos eran importantes en el manejo de trastornos mentales, epilepsia o impotencia; en estos casos el sacerdote sustituía al médico. La creencia en los poderes curativos de las reliquias era generalizada, y entonces como ahora se rezaba a santos especiales para el alivio de padecimientos específicos.

Los médicos no practicaban la cirugía, que estaba en manos de los cirujanos y de los barberos. Los cirujanos no asistían a las universidades, no hablaban latín y eran considerados gente poco educada y de clase inferior. Muchos eran itinerantes, que iban de una ciudad a otra operando hernias, cálculos vesicales o cataratas, lo que requería experiencia y habilidad quirúrgica, o bien curando heridas superficiales, abriendo abscesos y tratando fracturas. Sus principales competidores eran los barberos, que además de cortar el cabello vendían ungüentos, sacaban dientes, aplicaban ventosas, ponían enemas y hacían flebotomías.

ESPÈCIES, HERBES I CONDIMENTS MÉS USATS EN LA CUINA MEDIEVAL

Aquí algunes de les espècies, herbes i condiments més utilitzats en l'època medieval

ESPÈCIES

Gingebre
Té un sabor lleugerament picant i molt aromàtic i combina bé amb plats dolços i salats. Probablement va ser l'espècia preferida de la Edat Mitjana (després el pebre), encara que en el Renaixement sembla perdre terreny davant la canyella. S'usa l'arrel pelada i picada o, si no hi ha a mà, la pols d'aquesta.

Canyella
Probablement l'espècie preferida del Renaixement (deixant de banda el pebre). Té propietats antisèptiques i, sobretot, és molt aromàtica i deliciosa.

Safrà
Avui l'espècie més cara del món i tampoc barata a l'edat mitjana. Alegra el paladar i la vista.

Cardamom o Grans de Paradís
Llavor de sabor molt fort però refrescant, per a ser utilitzades amb delicadesa per als millors resultats.

Nou moscada
Aromàtica i una mica picant.

Flor de macís
És la closca de la nou moscada, de gust semblant a aquesta nou, però més amarg.

Pebre
Probablement el negre, encara que el blanc i el verd poden també haver estat utilitzats ja que procedeixen de la mateixa planta (són tractades de diferent manera). El pebre vermell procedeix d'Amèrica de manera que no s'hagués fet servir en l'època que ens ocupa.

Claus (d'olor)
Una altra espècie per a usar amb cura, però imprescindible en la cuina medieval i renaixentista. Tan associat als banquets que fins i tot "fa olor de medieval".

Coriandre o celiandre (les "llavors")
Allò que ens semblen llavors són en realitat les fruites de la planta seques. Tenen un sabor diferent al de les fulles de manera que no s'han de substituir mútuament.

HERBES

Potser les més populars fossin el julivert, el coriandre i la menta / hierbabuena. Però també herbes com el marduix i la sàlvia hi apareixen bastant. Sovint apareixen en combinació, empastifades sobre la carn o donant gust de la sopa. El gust pel coriandre i la menta en els plats salats ha perdurat en la cuina canària i d'alguns països llatinoamericans.

Una llista més completa seria:

* Sajolida
* Coriandre o celiandre
* Fonoll
* Marduix
* Orenga
* Menta o hierbabuena
* Mostassa
* Julivert (també s'usava l'arrel)
* Ruda
* Sàlvia
* Farigola

ALTRES CONDIMENTS

El gust predominant a la cuina era l'agredolç. El sucre amb agràs (suc de raïm verds, àcids o equivalent) o vinagre o suc de taronges (amargues en aquella època) és una combinació preferida. Les llimones també s'usaven però menys que les taronges, que s'usaven per al que avui la llimona (peixos, donar un toc agre, etc.). També juguen un gran paper la llet d'ametlles (aigua batuda juntament amb ametlles picades i aromatitzades), l'aigua de roses i el vi. El llardó (o bacó) s'usa tant per obtenir mantega com per suavitzar les carns i donar sabor a les verdures.

CONSERVACIÓ DELS ALIMENTS

És important examinar els mètodes de conservació dels aliments adoptats des de l'Edat Mitjana, ja que no serà fins als segles XVIII i XIX quan es produeixin significatives innovacions. Resumint molt, podem anomenar els quatre "elements" als quals es recorria per evitar el deteriorament dels aliments:

* GEL
* AIRE
* SAL
* FUM

Òbviament a cadascun corresponia un mètode de conservació:

* REFREDAR / CONGELAR
* CURAR
* Condimentar
* Fumar

Ja en l'edat mitjana existien, sobretot al Nord d'Europa, especialment a les regions alpines i prealpinas, dipòsits de neu i gel, i es coneixien les propietats conservadores de la refrigeració. Es tractava de locals-anomenats neveres o geleres-, moltes vegades en pedra i aïllats de les variacions tèrmiques, amb un baix grau d'humitat per evitar les formacions d'aigua de condensació, on el gel i la neu s'acumulaven a les estacions fredes i dels que es podien extreure reserves fins que s'esgotaven.

Sabem que en el règim alimentari de totes les classes socials, eren fonamentals els cereals i la seva conservació va ser sempre un problema de supervivència urgent. Podien ser emmagatzemats en forma de grans sencers o ja mòlts en farina, però era necessari evitar, per al gra, la germinació intempestiva, i en qualsevol cas que la presència de microorganismes i floridura comprometés la comestibilitat: per això estava molt estesa la seva dessecació al sol i l'aire. Sabem que es podien torrar i utilitzar durant tot l'any.

JACK CHURCHILL, L'ÚLTIM ARQUER EN COMBAT

Jackchurchill.jpgJack Churchill (Jack Malcolm Thorpe Fleming Churchill) va néixer a Hong Kong el 16 de setembre de 1906, fill de pares anglesos. L'any 1926 es va graduar com a oficial a l'acadèmia militar de Sandhurst i va tenir un període de servei a Birmània. Ja llavors, les seves excentricitats i amor per la història anglesa començava a marcar el seu caràcter. Allà on altres oficials portaven una fusta, Jack Churchill portava una Claymore. La típica espasa medieval.

Interpel.lat per la seva espasa, Churchill va afirmar: Qualsevol oficial que no porta la seva espasa, no està adequadament vestit!

Així mateix, Churchill, a més d'aprendre a tocar la gaita escocesa va començar a practicar l'arquería, en la qual aviat va despuntar. El 1936 va deixar l'exèrcit i va començar a treballar com a editor d'un diari. No obstant això, els seus coneixements de arqueria així com les seves habilitats amb la gaita, li van permetre fer petits papers secundaris en les pel·lícules Sabu i El lladre de Bagdad.

La seva habilitat amb l'arc, li va permetre formar part de la selecció nacional anglesa que va participar en el campionat mundial d'arc a Oslo el 1939, i allí li sorprengué la guerra. Després d'un retorn a Anglaterra ple de peripècies, es va enrolar de nou en l'exèrcit no sense abans passar per la botiga Purle of London, on va encarregar un longbow de fusta de teix espanyol de 100 lliures de potència construït a la manera medieval. Així mateix va encarregar un bon nombre de fletxes de caça de fusta i dos arcs d'acer. D'aquesta manera, amb els seus arcs i la seva claymore, es va unir al Manchester Regiment, just a temps d'embarcar amb la força expedicionària que va ser enviada al continent.

Durant els primers mesos de la guerra, mentre els alemanys feien miques Polònia amb la seva "guerra llampec", els anglesos i francesos es van quedar quiets en les seves posicions. La força expedicionària anglesa es va assentar al desembre sobre posicions de la línia Maginot. Churchill, va aprofitar la calma per practicar tant com va poder amb el seu arc. Lamentablement, els dos arcs metàl.lics, que sobresortien de la del darrere d'un camió on transportaven el seu equip, es van doblar més enllà de la recuperació, quan el camió va haver de fer marxa enrere contra una paret.

Va ser en aquest període d'inactivitat bèl.lica, frustrat i irritat per la política oficial de no fer res que pogués provocar als alemanys, que Churchill va decidir fer un gest simbòlic que va pensar que no només li donaria satisfacció personal sinó que crearia certa alarma i sorpresa en les línies enemigues.

El 31 de desembre de 1939, mentre estava de patrulla sobre els gelats i ondulats terrenys en terra de ningú davant de les posicions angleses, va avançar silenciosament fins a una posició que estava entre 50 i 80 metres de les trinxeres alemanyes. Va agafar una de les seves fletxes, es va endur la corda a la galta i la va deixar anar. Va escoltar com la fletxa impactava contra la terra gelada amb un sonor "crac". No hi va haver cap reacció en les línies alemanyes, així que Churchill va repetir la maniobra amb una segona fletxa. Aquesta vegada va escoltar veus alemanyes i agitació a la trinxera davant seu, encara que no va saber si havia encertat o no a algun enemic. Més tard va declarar que el que més li havia dolgut de l'episodi havia estat no haver pogut anar a recuperar les seves fletxes. (Les fletxes li havien costat cadascuna més de 10 xílings i sabia que el ministeri de la guerra no s'havia de preocupar de reposar el cost de semblant munició!).

Després les coses es van tòrcer. Quan Polònia va estar acabada, els alemanys van moure les seves forces davant de la frontera francesa i aviat els panzer alemanys rugien per les Ardenes trencant les línies aliades en dos i aïllant a la força expedicionària britànica, que va quedar aviat tancada amb l'esquena contra el mar a la ciutat costanera de Dunkerque.

El 27 de maig, Churchill estava al comandament d'una força mixta que defensava una posició en el poble de l'Épinettes. Prop de Bethune. Dos dies abans, Churchill havia estat ferit lleument però havia declinat abandonar el seu lloc. Va ser avisat de que els alemanys s'acostaven. Davant la posició britànica, a poca distància, hi havia un mur que els alemanys podien fer servir per aproximar-se a la posició britànica sense ser vistos i protegir-se darrere seu. Però a la dreta hi havia un gran graner, que quedava a l'alçada del mur, i on hi havia una gran obertura a la paret del nivell superior que es feia servir per ficar les bales de palla que es suspenien amb una politja. Aquesta obertura havia de tenir una vista clara sobre la part de darrere del mur.

Churchill va agafar a un parell de fusellers i armat amb el seu arc, va flanquejar la seva pròpia posició i després va arribar fins al graner. Després de pujar a les golfes i quedar a l'alçada de l'obertura, va veure que després del mur havien cinc soldats alemanys. Estaven a trenta metres de l'obertura del graner, sense sospitar que el grup de Churchill els acabava de prendre el flanc.

Churchill va xiuxiuejar als seus dos homes que no obrissin foc fins que la seva fletxa arribés a destí. Després havien d'obrir foc ràpid. Mentre els seus homes prenien posicions, Churchill va tensar el seu arc. Es va portar la corda a la galta i va disparar al Feldwebel (sergent) que comandava el grup d'alemanys. La fletxa va entrar per la dreta de l'alemany, enfonsant-se en el seu pit fins a les plomes. Els seus homes van obrir foc i els alemanys restants van caure com bitlles.

Jack Churchill no agradava de deixar les coses a mitges, així que va anar a tractar de recuperar la fletxa, però no va poder treure-la del cos i en el forcejament, se li va trencar, deixant la punta dins del cadàver. En aquest moment, una metralladora pesada alemanya va obrir foc sobre ells i van haver de deixar-ho tot per posar-se a cobert.

La pàgina 21 del diari de guerra de la 4 ª brigada d'infanteria amb data del 30 maig 1940 diu:

"Una de les incidències més celebrades de l'evacuació de Dunkerque va ser la visió del capità Churchill, marxant per la platja amb el seu arc i les seves fletxes. Les seves accions en el Saar amb les seves fletxes són conegudes per molts i el seu disgust per no haver pogut practicar amb elles tant com li hauria agradat, ha estat notable. El seu exemple i bona feina amb el seu grup de metralladores han estat una gran ajuda per a la 4 ª brigada d'infanteria ".

Jack Churchill "El Lluitador" com l' anomenaven els seus homes, va ser l'únic i últim soldat anglès que en segles, durant una guerra i en territori francès, havia matat a un enemic amb un arc i una fletxa.

Jack Churchill a la dreta portant una espasa