El hacha danesa o vikinga es un hacha larga de hoja grande y ancha, pero delgada, de a dos manos, y cuya asta bien alcanzaba la altura de un hombre ya que su longitud es de aproximadamente 1,50 m.
En origen fue una herramienta de leñador que terminó empleándose para fines militares. Este arma de combate de gran alcance consiste en un borde convexo de hierro, con biseles de ancho, con dos lóbulos simétricos.
Hacha pesada, hecha de hierro duro, se manejaba con ambas manos con la intención de matar a los caballos y jinetes y romper los escudos del enemigo. Dada la popularidad de uso en los pueblos del norte de Europa, esta hacha fue temida en la antigüedad tanto por sus virtudes como por quienes las usaban: los pueblos nórdicos vikingos.
Las hachas danesas se caracterizaban por ser armas muy largas, de 120 cm a 180 cm de asta y cuya hoja, delgada y recia, y de más afilado filo, llegaba a ser tan ancha, que no gruesa, como un codo o codo y medio. Sin embargo, los ejemplares artísticos y la mayoría de los restos arqueológicos nos dicen que tenían cuchillas de unos 30 cm, no más.
Como se puede ver en descripciones y en arte antiguo, sobre todo en fuentes tan importantes como el Tapiz de Bayeux, las hachas largas "danesas", que fueron empleadas tanto por vikingos como por sajones y más pueblos, eran armas desarrolladas específicamente para la guerra, pues era más ligera en su "cabeza" (poll, en inglés antiguo), con un asta mucho más larga, y de mejores materiales que las herramientas típicas de talar.
La leyenda de esta hacha la iniciaron los huscarles (guerreros o guardias de élite de los reyes escandinavos) y las famosísimas y terroríficas incursiones (razias, o raids en inglés, que tienen mayor significado que en castellano), de los vikingos por toda la Europa medieval.
El hacha danesa fue una de las armas que más calaron en la historia del mundo medieval por el "terror" que los pueblos nórdicos provocaron a los reinos europeos en sus históricas incursiones y saqueos. Esta arma, grande y poderosa, fue en manos de una tropa de infantería, como la de los pueblos del norte de Europa, un arma formidable. Sus dueños asaltaron y saquearon por doquier muchos territorios, como Inglaterra y Francia, en cuyos campos de batalla, donde no encontraban la oposición de tropas de caballería o arqueros numerosos o bien pertrechados, tenían ventaja táctica o moral. Su leyenda fue mayor que la de todas las demás armas de la época, pues su fama de "hacedora de huérfanos" perduró mucho tiempo por su eficacia y también por la "fuerza" de quienes las blandían, dejando "huella" en la historia.
Este tipo de hachas se popularizó llegado el siglo XIII, pero pronto perdería su fama por el cambiante devenir de las armas defensivas y las tácticas y composición de los ejércitos medievales.
En origen fue una herramienta de leñador que terminó empleándose para fines militares. Este arma de combate de gran alcance consiste en un borde convexo de hierro, con biseles de ancho, con dos lóbulos simétricos.
Hacha pesada, hecha de hierro duro, se manejaba con ambas manos con la intención de matar a los caballos y jinetes y romper los escudos del enemigo. Dada la popularidad de uso en los pueblos del norte de Europa, esta hacha fue temida en la antigüedad tanto por sus virtudes como por quienes las usaban: los pueblos nórdicos vikingos.
Las hachas danesas se caracterizaban por ser armas muy largas, de 120 cm a 180 cm de asta y cuya hoja, delgada y recia, y de más afilado filo, llegaba a ser tan ancha, que no gruesa, como un codo o codo y medio. Sin embargo, los ejemplares artísticos y la mayoría de los restos arqueológicos nos dicen que tenían cuchillas de unos 30 cm, no más.
Como se puede ver en descripciones y en arte antiguo, sobre todo en fuentes tan importantes como el Tapiz de Bayeux, las hachas largas "danesas", que fueron empleadas tanto por vikingos como por sajones y más pueblos, eran armas desarrolladas específicamente para la guerra, pues era más ligera en su "cabeza" (poll, en inglés antiguo), con un asta mucho más larga, y de mejores materiales que las herramientas típicas de talar.
La leyenda de esta hacha la iniciaron los huscarles (guerreros o guardias de élite de los reyes escandinavos) y las famosísimas y terroríficas incursiones (razias, o raids en inglés, que tienen mayor significado que en castellano), de los vikingos por toda la Europa medieval.
El hacha danesa fue una de las armas que más calaron en la historia del mundo medieval por el "terror" que los pueblos nórdicos provocaron a los reinos europeos en sus históricas incursiones y saqueos. Esta arma, grande y poderosa, fue en manos de una tropa de infantería, como la de los pueblos del norte de Europa, un arma formidable. Sus dueños asaltaron y saquearon por doquier muchos territorios, como Inglaterra y Francia, en cuyos campos de batalla, donde no encontraban la oposición de tropas de caballería o arqueros numerosos o bien pertrechados, tenían ventaja táctica o moral. Su leyenda fue mayor que la de todas las demás armas de la época, pues su fama de "hacedora de huérfanos" perduró mucho tiempo por su eficacia y también por la "fuerza" de quienes las blandían, dejando "huella" en la historia.
Este tipo de hachas se popularizó llegado el siglo XIII, pero pronto perdería su fama por el cambiante devenir de las armas defensivas y las tácticas y composición de los ejércitos medievales.